Por: Samuel David Porras Zipamocha
Dime, cómo lograste que tus fotos queden plasmadas en mis ojos, como hiciste que un corazón frío y desolado vuelva a latir como la primera vez.
No sé qué cambiaste, si fue una coma que agregaste o un número que sumaste. Lo único de lo que estoy seguro y es que cuando hablo contigo siento paz en mi mente, pasa a ser un campo donde las aves cantan y las flores huelen a tu perfume, donde sí hay días de lluvia y noches eternas, pero estas son diferentes.
En los días de lluvia pareciera que las nubes estuvieran celosas de tu voz e intentan simularla con cada gota que cae al suelo, a mí solo me da risa porque sé que no se asemeja a lo bonito que suena tu voz.
En las noches eternas y también frías son acompañadas por las estrellas más brillantes, me enteré por la luna que brillan así para intentar brillar igual que tú, pero no se llegan a igualar a tu brillo.